Muerte En El Paraíso: La Brutalidad Policial En México
El día antes del inicio del juicio de Derek Chauvin por el asesinato de George Floyd en Estados Unidos, Victoria Salazar, una inmigrante salvadoreña, fue asfixiada por la Policía en Tulum, uno de los destinos vacacionales más exclusivos en México. Esto ha provocado debates en todo México sobre la brutalidad, las fallas sistemáticas y la discriminación racial en las fuerzas policiales mexicanas.
UN BREVE HISTORIA DE LA BRUTALIDAD POLICIAL EN MÉXICO
Victoria Salazar era de El Salvador pero vivía en México con un visado humanitario. Fue detenida tras una supuesta alteración del orden público. En un vídeo que ha circulado desde entonces en la prensa, se puede ver a Victoria en el suelo con una agente de policía arrodillada sobre su espalda, mientras otros policías esperaban. Más tarde se confirmó que murió a consecuencia de una rotura de la primera y segunda vértebras, consistente con la posición en la que fue sujetada por la Policía.
El caso de Giovanni López ocurrido en 2020 tiene una similitud impactante con el de Victoria. Giovanni fue detenido por la Policía por supuestamente no llevar tapabocas en mayo de 2020. Más tarde fue encontrado muerto, con moretones, con una bala en la pierna y con un traumatismo craneoencefálico. Cuando la familia de Giovanni preguntó sobre las circunstancias de su muerte, los oficiales les dijeron que "se habían dejado llevar" y les ofrecieron dinero a cambio de su silencio.
La brutalidad policial tampoco es algo nuevo en México. Uno de los casos más conocidos es el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, que en 2014 fueron detenidos por la policía mientras iban camino a una protesta y desaparecieron forzosamente. A la fecha, los restos de sólo dos de los estudiantes han sido recuperados, y las familias continúan pidiendo respuestas del Gobierno mexicano. Aunque el Gobierno sostiene que fueron asesinados por bandas criminales, esto ha sido cuestionado por grupos de activistas.
FALLOS SISTEMÁTICOS
Ser policía es uno de los trabajos más peligrosos en México, 542 policías fueron asesinados en 2020. Por tanto, hay una alta rotación de personal y en consecuencia muchos oficiales no tienen la oportunidad de recibir una formación adecuada, Human Rights Watch descubrió que ni un solo cuerpo de policía en México cumplía los requisitos mínimos de formación según la ley.
Un 10% adicional de los agentes de policía declararon que se les obligaba a pagar "cuotas" ilegales a sus superiores, y que si no pagaban no podían acceder a equipo y entrenamiento. Esta falta de formación adecuada hace que los agentes no dispongan de los conocimientos y herramientas necesarias para resolver las situaciones de conflicto, lo que conduce a un uso excesivo de la fuerza y a la muerte de personas bajo custodia policial.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) hizo una encuesta entre personas que habían sido detenidas por la policía en 2016 y descubrió que dos terceras partes de personas habían sido golpeadas y una tercera parte había sido asfixiada o sometida a tortura por ahogamiento simulado (waterboarding). En casi la mitad de los casos, la persona que realizó el arresto no se identificó como oficial de policía, y en el 20% de los casos el detenido fue llevado a un lugar privado o no revelado en lugar de a una comisaría oficial.
Los vínculos entre la delincuencia organizada, la corrupción y las fuerzas policiales también conducen a una mayor brutalidad. En 2017, hubo 1.688 casos de corrupción por cada mil policías en México. Tras las denuncias de brutalidad policial en las protestas por la muerte de Giovanni López, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, afirmó que las llamadas para que la Policía reprimiera las protestas habían procedido de los carteles criminales.
En promedio, sólo el 1% de los delitos se reportan y resuelven en México, incluyendo los casos de brutalidad policial. Las razones de los altos niveles de impunidad incluyen la corrupción, la falta de recursos, la influencia de la delincuencia organizada y las peligrosas condiciones de trabajo. La elevada impunidad reduce la confianza pública, lo que a su vez disminuye la denuncia de brutalidad policial, y la falta de repercusiones incentiva que la brutalidad policial continúe.
Las organizaciones de derechos humanos constantemente critican al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, por no tratar estas fallas sistemáticas y exigen que responsabilice a las fuerzas policiales para terminar con el ciclo de impunidad.
PIGMENTOCRACIA
Los asesinatos policiales racistas no son endémicos de Estados Unidos. México puede ser descrito como una pigmentocracia, lo que significa que la jerarquía social se basa en el tono de la piel. Eso tiene sus raíces en el sistema de castas implementado por los colonizadores españoles en el siglo XVI.
Tanto Victoria como Giovanni han sido descritos como "morenos" en la prensa, una palabra usada para describir a las personas con un tono de piel oscuro. Los estudios han revelado que en México cuanto más oscura es la piel de una persona más probable es que sea interrogada injustamente, detenida o amenazada por la policía. Además, el 15% de las personas que se consideran "morenos" en México dicen que sus derechos han sido violados en algún momento de su vida.
Giovanni vivía en el empobrecido municipio de Ixtlahuacán, uno de los cinco municipios con más desapariciones en el estado de Jalisco. En cambio, el pueblo vecino de Chapala, es uno de los destinos más populares para jubilados canadienses. Victoria Salazar vivía en el popular centro turístico de Tulum, un lugar donde las celebridades blancas y los influenciadores digitales (influencers) se han "refugiado" de la pandemia por COVID-19. El Salvador, su país de origen, lucha contra el crimen organizado y uno de los más altos índices de feminicidios en el mundo. Al examinar sus casos, el simbolismo de su proximidad al lujo y a lo blanco no puede ser ignorado, y es necesario plantear la cuestión de si un jubilado canadiense o un influencer blanco habrían recibido el mismo trato de la Policía.
La brutalidad policial, resultado de fallos sistemáticos y del racismo, se encuentra en países de todo el mundo. Gracias a la mayor visibilidad conseguida por organizaciones activistas como Black Lives Matter, más personas son conscientes de los crímenes que comete la policía. Sin embargo, ser consciente ya no es suficiente. Es vital que las fuerzas policiales rindan cuentas y que los Estados promulguen reformas del sistema de justicia penal, para proteger a los ciudadanos de las personas que deberían protegernos.
Read this article in English.
Alice is a recent German & Hispanic studies graduate from Queen Mary University of London, specialising in literature during dictatorships. Her aspiration is to move to Mexico permanently to teach English and get involved with social justice activism, hopefully returning to the city of Guadalajara where she studied for a semester.